Mientras que el correcto personal sub alterno y de menor graduación de oficiales policiales se ven obligados a comprar sus uniformes, balas, chalecos antibalas y sufragar su propia alimentación para enfrentarse a la criminalidad organizada que cuenta con vehículos, armamento y tecnología avanzada el comando policial, con la complicidad del Ministerio del Interior; y, de la propia doña Dina Boluarte, no dudaron en modificar el presupuesto de la Policía Nacional del Perú para adquirir vehículos de alta gama por más de 17 millones de soles, afectando rubros tan importante como las remuneraciones, pensiones; y, los propios fondos policiales de salud y vivienda.

Pero ello, obviamente, no es gratis; sino, por llamarlo suavemente, una contraprestación por los “servicios policiales” de contubernio y represión en contra de las, cada vez más crecientes, protestas populares; en las que, por supuesto no participan esos altos mandos que, si disfrutarán de la comodidad de pasearse en esos lujosos vehículos; que, honradamente jamás podrían haberse comprado.

No dudo que, esa nefasta diferencia de clase no solo creará un resentimiento en la moral policial; sino que, cuando esos “estrellados” y “engalonados” policiales emitan nuevas órdenes represivas, harán pensar en su cumplimiento a más de un sub oficial, que tendrá en su mente el abandono del que son objeto; y, hasta el reciente asesinato del Sub Oficial Jose Munive Gurmendi, de la Comisaría de Apolo en el distrito de La Victoria, quien no solo murió a manos de cobardes criminales; sino, a decir de sus propios familiares, usando un chaleco antibalas comprado con su propio peculio, porque la institución que si compra vehículos de lujo, no fue capaz de proporcionarle.

Esta compra, que debería ser anulada de inmediato, podría ser el encendido de la punta de la mecha de insatisfacción policial, que podría crear una gran explosión social, de consecuencias imprevisibles.