La crisis política y moral que atraviesa nuestra patria no termina con la vacancia o renuncia de doña Dina, porque por la sucesión, asumiría la Presidencia de la República, el actual Presidente del Congreso; y, este último cargo sería asumido por el actual Vice Presidente; personajes ambos provenientes de organización políticas que, en la práctica, co gobernaron con la que se iría; por lo que no solo no se garantiza un cambio real en la conducción del país; sino que sería un cambio de mocos por babas.
Tendría que tomarse medidas de emergencia, de ser necesario; que, podrían ser la renuncia de la Mesa Directiva del Congreso, conformar una nueva Mesa Directiva conformada por partidos que no hayan co gobernado en ambos poderes del estado, que, confirmarían un gobierno de transicion que inicie sus funciones con iniciativas legislativas derogatorias de todas las normas legales aprobadas en este periodo que, favorecen la corrupción y el crimen organizado.
Asimismo la elaboración de una agenda legislativa de emergencia que contemple acciones reales de fiscalización en todos los contratos de obras públicas en todos los niveles de gobierno; e, impulsar las investigaciones contra la que se iría, que se paralizaron por acciones de sus ocasionales socios políticos.
Los ciudadanos no debemos permitir solo el cambio de personas, sino, debemos exigir el inicio de un verdadero cambio en este putrefacto sistema político.
No hacerlo, podría significar que la olla de presión de la paciencia y tolerancia ciudadana siga calentándose, con consecuencias imprevisibles que nos afectará a toda la población.
Escribe: Marco Silva
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