La presidenta Dina Boluarte envío un contundente mensaje hacia los sectores políticos que critican su gestión. Este discurso se dio en medio del VI Consejo de Estado Regional en Piura.

Así se refirió la presidenta Dina Boluarte, acusando a «algunos grupos» de atacar sistemáticamente a ella y a sus ministros, refleja una peligrosa actitud de confrontación que evita el diálogo y la reflexión en torno a la grave situación que atraviesa su gobierno. Su afirmación de que «hagan lo que hagan no me van a doblegar, no me van a causar miedo», más que una muestra de firmeza, parece ser una defensa defensiva ante un panorama de cuestionamientos legítimos sobre su gestión y las políticas públicas de su administración.

Boluarte ha reiterado que «esta presidenta no tiene nada que esconder», pero lo que realmente parece estar en juego es la falta de acciones concretas que respalden sus palabras. En lugar de escuchar las críticas de sectores políticos y sociales, y reflexionar sobre las fallas en su administración, la presidenta parece más interesada en descalificar a quienes se atreven a cuestionarla. Esta actitud de cerrarse al diálogo y a las críticas, lejos de fortalecer su imagen, la debilita al demostrar un liderazgo autoritario e incapaz de adaptarse a las exigencias de un país que sigue sumido en la desconfianza hacia sus autoridades.

Los ciudadanos necesitan más que palabras vacías y promesas no cumplidas. Necesitan una presidenta que escuche, actúe y se comprometa de forma genuina con el bienestar de la nación. La política de la negación y el desprecio por la crítica constructiva solo avanza en la dirección equivocada, y lamentablemente, parece ser la senda elegida por Dina Boluarte.