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Escolar de Carabayllo obtiene primer puesto e ingresa a la UNI con máximo puntaje antes de terminar la secundaria

Con solo 16 años, Josué Adrián Silva, estudiante de Carabayllo, logró el primer puesto en el Examen de Ingreso Escolar de la UNI y accedió a Ingeniería Mecatrónica tras más de 12 horas diarias de estudio.
UNI

El esfuerzo, la disciplina y el respaldo familiar pueden cambiar destinos. Esa es la historia de Josué Adrián Silva Gálvez, un estudiante de apenas 16 años que logró ingresar a la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) con el máximo puntaje y en el primer puesto del Examen de Ingreso Escolar Nacional (EIN 2016-I), un logro excepcional que alcanzó antes de culminar el quinto año de secundaria.

Natural del distrito de Carabayllo, Josué sabía que acceder a una de las universidades más exigentes del país no sería una tarea sencilla. Por ello, decidió asumir el reto con una rutina de estudio que superaba las 12 horas diarias, combinando clases escolares, preparación preuniversitaria y largas jornadas nocturnas dedicadas, principalmente, a las matemáticas.

“Me sentí feliz. No pensaba sacar el primer puesto. Nos enteramos acá en la academia. Mi mamá gritó de la emoción. Todos estábamos muy emocionados”, relató el joven talento en una entrevista, aún sorprendido por el resultado que lo colocó en lo más alto del cuadro de ingresantes.

Detrás de este logro académico hay una historia de sacrificio familiar. La madre de Josué, doña Nori Gálvez Terrones, es ama de casa y fue una pieza clave durante los meses de preparación. Cada día se levantaba alrededor de las 4 de la mañana para preparar el desayuno y el almuerzo de su hijo, asegurándose de que no le faltara energía para enfrentar las extensas jornadas de estudio.

Su padre, don Andrés Silva, albañil de profesión, también desempeñó un rol fundamental. Salía temprano a trabajar en construcción y, cuando no encontraba empleo, realizaba trabajos eventuales como conductor de moto para sostener económicamente a la familia. “Mis padres me han apoyado bastante. Mi mamá se levantaba temprano para prepararme la comida y mi papá se iba a trabajar desde muy temprano”, recordó Josué.

El joven estudiante combinaba sus clases regulares en el colegio con la preparación académica que recibía en la academia UNICP, institución a la que pudo acceder gracias a una beca. Durante las mañanas cumplía con su formación escolar, mientras que por las tardes se trasladaba hasta el distrito de San Martín de Porres para reforzar los cursos que presentaban mayor dificultad, especialmente matemáticas y razonamiento.

Sin embargo, la jornada de estudios no terminaba al llegar a casa. Josué continuaba resolviendo ejercicios y repasando teoría hasta pasada la medianoche. Su madre recuerda con orgullo cómo su hijo prácticamente vivía entre cuadernos y libros. “Se levantaba hablando de matemáticas y se acostaba hablando de matemáticas. Cenaba con el cuaderno al lado, comía con una mano y con la otra resolvía ejercicios. Para él no había cansancio”, relató emocionada.

Además de su constancia, Josué incorporó herramientas modernas a su método de estudio. La inteligencia artificial se convirtió en un apoyo clave para optimizar su aprendizaje. A través de esta tecnología, elaboraba mnemotecnias para memorizar fórmulas matemáticas y solicitaba resúmenes de temas complejos, lo que le permitió reforzar contenidos de manera más eficiente.

“Usaba la IA para que me cree mnemotecnias y así aprender más rápido. También hacía resúmenes y repasaba exámenes pasados de la CepreUNI, porque a veces las preguntas se repiten o son parecidas”, explicó el estudiante, demostrando cómo la tecnología puede ser una aliada en la educación cuando se utiliza con criterio.

Gracias a esta combinación de disciplina, apoyo familiar y uso estratégico de herramientas digitales, Josué logró una vacante en la carrera de Ingeniería Mecatrónica, una de las especialidades más demandantes de la UNI. Aunque es el primero de su promoción escolar en ingresar a una universidad nacional, en su familia no es un hecho aislado: su hermano mayor también logró acceder a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

“Para mí es una satisfacción enorme ver el esfuerzo de mi hijo. Él ha sido persistente, todo lo que se proponía lo lograba. Ha sido el motor para nosotros”, expresó con orgullo don Andrés Silva, resaltando la perseverancia del joven.

Ahora, Josué Adrián Silva Gálvez inicia una nueva etapa académica en una de las casas de estudio más prestigiosas del país, con el objetivo de seguir formándose y contribuir, desde la ingeniería, al desarrollo del Perú. Su historia se convierte en un ejemplo de que el talento, cuando se combina con esfuerzo y oportunidades, puede abrir puertas incluso en los escenarios más exigentes.

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