El jefe de la DIPINCRI actuaba junto con los miembros de inteligencia de la PNP, quienes les brindaba información para asegurar el éxito de las dichas intervensiones.
La fiscalía anticorrupción de Lima Sur a cargo del Doctor Hugo Freddy Minaya Paulino, abrió diligencias preliminares de investigación con el fin de identificar a todos los participantes de los hechos delictivos que fueron denunciados y evidenciados a partir de sus denominadores comunes y patrones delictivos. La presencia de civiles en los operativos, ya sea como informantes o como infiltrados en los grupos de intervención, marcó el rumbo de lo que fueron descubriendo. De los siete hechos delictivos investigados como operativos policiales con siembra de pruebas y delitos inexistentes, entre los años 2021 y 2023, el más grave, por su grandilocuencia, fue el del BCP. Los hechos apuntaban no solo al grupo operativo de intervención y a la jefatura de la propia DEPINCRI, sino también a los agentes de inteligencia de la PNP que actuaban brindando soporte e información que previamente había sido planificada para asegurar el éxito de la falsa narrativa que inventaban para sus propios fines.
ANP tuvo acceso a información relativa al caso que está siendo investigada por la Fiscalía Anticorrupción y los experimentados agentes policiales de la DIVIAC. Aquella mañana del 13 de septiembre de 2021, según la fuente, el comandante ordenó que un grupo de suboficiales diera soporte a una intervención que, afirmaba el comandante, ya había sido confirmada por los miembros de inteligencia: Ocampo, Ramos y Rojas Vásquez. Todos ellos eran supervisados por el superior Chávez, quien coordinaba con el comandante. Ante dicha orden de prestar apoyo en el punto específico que había indicado el comandante, la fuente señala que se tuvo que concurrir y cumplir con la orden, que consistía en elaborar los informes de intervención y registro, así como tramitar la denuncia. Los suboficiales que cumplieron con dicha orden fueron Vásquez Rodrigo y Mallqui, respectivamente puesto que los de inteligencia no podían firmar nada pues eran “los hombres en la sombra” y no podían exponerse.
Uno de ellos, Rojas Vásquez, al parecer usaba un chaleco que no le pertenecía, solo con su apellido «Vásquez», lo cual originó confusión. Sin embargo, su identificación se puede confirmar con el hecho de que fue él quien condujo el carro rojo que transportaba a los detenidos para que pasaran los peritajes de balística y toxicológicos. La fiscalía aún no lo ha identificado plenamente, pero este dato resulta relevante y puede ser útil para comprender a todos los integrantes de la organización criminal. Un dato que añade la fuente es que todos ellos se repartían los puntos para el ascenso, obteniendo en su informe anual más de 85 puntos, que era más de lo normal. Este dato también puede ser útil para la fiscalía.

Otro dato adicional que salta a la vista es el móvil que habrían tenido los miembros de la organización criminal para armar el operativo del BCP. Lo hicieron bajo la pretensión de un realce público como antesala al aniversario de la otrora Policía de Investigaciones (PIP), que se celebra el 15 de septiembre. Los preparativos previos a dicho falso éxito policial así lo hicieron entender cuando se comenzó a investigar estos hechos.
