Este martes, se registraron enfrentamientos en Iquitos durante la visita de la presidenta Dina Boluarte a la región Loreto, en el marco de la clausura del VIII Consejo de Estado Regional, evento que reunió a 13 gobernadores regionales y varios ministros de Estado. La Fiscalía de Prevención del Delito informó que siete manifestantes fueron heridos físicamente por perdigones, mientras que los efectivos policiales solo sufrieron golpes leves.

La protesta se desató en los alrededores del evento oficial, luego de que un grupo de ciudadanos, en su mayoría integrantes de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), se movilizara tras enterarse de la presencia de la jefa de Estado. Los manifestantes, que previamente se habían congregado en los exteriores de la Villa FAP, en la avenida Mariscal Cáceres, comenzaron a lanzar piedras contra el cerco policial que resguardaba el recinto.

Las demandas expresadas por la CGTP y otros colectivos sociales abarcan mejoras salariales, atención en salud, mayor seguridad, e incluso temas sensibles como la lucha contra la minería ilegal y el abandono estatal en zonas rurales de Loreto.

La Policía Nacional respondió al lanzamiento de piedras con el uso de gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes. Sin embargo, algunos agentes habrían utilizado perdigones, lo que derivó en lesiones de consideración para al menos siete personas, quienes fueron trasladadas a centros de salud cercanos. Hasta el momento, no se ha esclarecido si el uso de estos proyectiles fue parte del protocolo oficial o si existió un exceso en la represión, lo cual podría motivar una investigación por abuso de autoridad.

Instalan mesa de diálogo tras disturbios

El Defensor del Pueblo de Iquitos, Abel Chiroque, señaló en un medio local que, tras los hechos violentos, se logró establecer un primer acuerdo con los dirigentes gremiales. Esto permitió la instalación de una mesa de diálogo, con participación de representantes del Ejecutivo, para atender las principales demandas de la población movilizada.

“La confrontación no es el camino. Lo que corresponde es canalizar el malestar a través de mecanismos institucionales que permitan una solución pacífica y sostenible”, declaró.