Encontrándonos a muy pocas horas de la elección de la Mesa Directiva del Congreso para el periodo parlamentario 2024-2025 se ratifica, lo que ya veníamos diciendo, que lo que debía ser un sistema político en el no solo sea representativo de nuestra sociedad; y, en especial de las grandes mayorías nacionales como correspondería en una verdadera democracia, no es más que un sistema crimino-político, solo representativo de lo más perverso de la criminalidad, disfrazada de política, en nuestro país.
En efecto, ahí se encuentran representados los mineros ilegales que, a pesar de haber creado un sistema de explotación, violación y tráfico ilegal de minerales, sus representantes han sido recibidos muchas veces dentro de las instalaciones del parlamento por el actual Presidente de ese (mal sano) poder del estado, quien no se limitó a su anfitrionaje; sino, a ser su vocero con la presentación de iniciativas legislativas buscando la «legalización» de sus criminales actividades.
También se encuentra en esa Mesa Directiva una representante de una organización cuyos máximos exponentes, no solo se encuentran siendo juzgados por los graves delitos de organización criminal y lavado de activos; sino que, ante las evidencias imposibles de ocultar, han tenido que reconocer haber recibido decena de millones de soles para financiar sus campañas electorales; obviamente, bajo el compromiso de devolución con creces, con «favores» legales, cómo ya sucedió, como por ejemplo, con el caso de la bancarización de la economía; o, facilidades para el funcionamiento de casinos.
También se encuentra un «dizque» representante de una organización que se presentó como de izquierda que no solo tiene a su principal dirigente (o más propiamente dicho cabecilla) sentenciado y prófugo por corrupción y con otros mandatos de detención por la imputación de otros delitos; y, quien no le hace ascos seguir compartiendo mesa con quiénes, en campaña, denostaba y satanizaba; en una clara demostración del «fin justifica los medios».
Bajo esa misma valoración también podrían ocupar esos lujosos cargos representantes del sicariato, extorsión, asesinato o cualquiera de los delitos por lo que, no están en las instalaciones de la Plaza Bolívar, sino en Piedras Gordas, Castro Castro, Lurigancho; o, hasta Challapalca; ya que solo se trataría de otras personas, pero con similares condiciones.
Ante ello, la conocida estrofa de nuestro himno nacional no viene a ser solo una paporreta y hasta una burla a nuestros próceres, soldados y ciudadanos que, con el sacrificio de su sangre dieron su vida porque nuestra patria sea verdaderamente libre.
Como seguir cantando SOMOS LIBRES, SEAMOSLO SIEMPRE, si somos esclavos de la Corrupción, Narcotráfico, Minería Ilegal, Lavado de Activos y tantas otras formas de delincuencia que se ejerce, protege y propicia desde las más altas esferas del Poder.
No creo pecar de ingenuo cuando pienso y reitero que, más temprano que tarde, pondremos a todos los caciques, dueños y cabecillas de estas organizaciones crimino-políticas en las cárceles que merecen; procediendo entonces si proclamar, henchidos de emoción que SOMOS LIBRES y LO SEREMOS LIBRES de toda esa miseria humana.