La congresista Lucinda Vásquez Vela, representante de San Martín e integrante del Bloque Magisterial, ha sido señalada en un reciente reportaje del programa Cuarto Poder por una serie de graves irregularidades en el manejo de su despacho parlamentario. Las acusaciones incluyen recorte de sueldos a trabajadores, contrataciones de familiares y el uso de recursos del Congreso para beneficio personal.
El caso, que ha sido comparado con el escándalo de las “mochasueldo”, se sustenta en declaraciones del exasesor principal Walter Tello. Él asegura que tanto él como otros trabajadores fueron obligados a entregar parte de sus sueldos bajo el pretexto de préstamos solicitados por la propia congresista. Los montos recaudados eran transferidos a cuentas de allegados de Vásquez y nunca fueron devueltos.
Entre los beneficiarios estarían Hugo Pinchi Vásquez, Wini Elva Rengifo Pezo y Milagros Saldaña. Además, se revela que una asesora entregaba mensualmente más de S/ 2,000 a Kenyi Castro Rivas, sobrino nieto de Vásquez y registrado como técnico en su despacho. Chats filtrados muestran a Castro solicitando dinero y facilitando su número de cuenta para los depósitos. Él ha negado públicamente las acusaciones.
Otro de los señalamientos apunta al manejo del bono de representación que reciben los congresistas. Durante esas semanas, eran los propios trabajadores quienes asumían los gastos logísticos de Vásquez, según se evidencia en mensajes que documentan entregas de dinero en efectivo a través del entorno familiar de la congresista.
El reportaje también pone en evidencia contrataciones de familiares directos dentro de su despacho, algo expresamente prohibido por la ley de nepotismo. A pesar de que inicialmente Vásquez negó tales vinculaciones, se comprobó que Jimmy Pinchi Pezo, Edwar Rengifo Pezo y el mencionado Kenyi Castro Rivas—todos parientes—trabajan en su oficina, recibiendo sueldos que superan los S/ 3,000 y alcanzan hasta S/ 7,000 mensuales, sin contar con títulos universitarios registrados en la Sunedu.
A esto se suma la inusual frecuencia de visitas de su hijo, Martí Frans Villacorta Vásquez, al Congreso: más de 130 en total. Aunque no figura como personal oficial, ha participado en visitas a instituciones como si lo fuera. Esta situación sugiere un uso informal y personalista del espacio legislativo.
Finalmente, la situación de Milagros Saldaña, trabajadora del despacho, refuerza la percepción de favoritismo y conflicto de intereses. Según la investigación, ella convive con la congresista y su hijo en una misma vivienda en Lima y es trasladada diariamente al Congreso por este último. El vínculo familiar-laboral entre los involucrados ha despertado críticas por la falta de ética en el uso de cargos públicos.
Estos hechos, respaldados por conversaciones de WhatsApp, comprobantes bancarios y seguimientos de visitas oficiales, han puesto en jaque la imagen de Vásquez, una figura clave del Bloque Magisterial. De confirmarse estas irregularidades, estaríamos ante uno de los casos de corrupción y nepotismo más flagrantes del actual Congreso peruano.