La Iglesia Católica vive un nuevo capítulo histórico con la elección del estadounidense Robert Francis Prevost como el Papa número 268, quien ha tomado el nombre de León XIV. Sin embargo, más allá de su origen norteamericano, lo que ha causado gran emoción en Perú es su profunda conexión con el país . Y es que el nuevo Papa no solo vivió en el país por más de cuatro décadas, sino que también ostenta la nacionalidad peruana.
Tras su proclamación como nuevo líder del Vaticano, el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec) no tardó en destacar este especial vínculo. A través de sus redes sociales, la entidad celebró la elección de León XIV con un mensaje que rápidamente se volvió viral:
“¡El Papa es chiclayano de corazón! León XIV, #RoberPrevost, vivió más de 40 años en Perú, tras nacionalizarse, obtuvo su primer DNI en 2015 y tramitó su DNI electrónico en 2016, el cual ya no caduca”, escribió el Reniec.

Prevost llegó al Perú como misionero agustino, estableciéndose en la ciudad norteña de Chiclayo, donde desarrolló una destacada labor pastoral. Durante más de 40 años, sirvió como misionero, formador y superior de la Orden de San Agustín en la región. Su trabajo lo convirtió en una figura respetada y querida por la comunidad católica local, especialmente por su estilo cercano, su humildad y su compromiso social.
El ahora Papa León XIV no solo se dedicó a la evangelización, sino que también impulsó programas sociales y educativos, dejando una huella profunda entre los fieles del norte del país. Su conexión con Perú fue tal que en 2015 decidió formalizar su identidad legal como ciudadano peruano, un gesto que muchos interpretan como una muestra más de su amor y gratitud hacia la nación que lo acogió durante gran parte de su vida.
La elección de León XIV representa un cambio significativo para el Vaticano y la Iglesia Católica en general, no solo por la renovación espiritual que puede traer, sino también por el fuerte mensaje de integración y apertura que simboliza. Para millones de peruanos, su elección es motivo de orgullo nacional, ya que sienten que uno de los suyos ha alcanzado la máxima jerarquía de la Iglesia.
Además, el hecho de que el nuevo Papa tenga un vínculo tan estrecho con América Latina refuerza el protagonismo que la región ha venido ganando dentro del catolicismo mundial, una tendencia que ya se evidenció con el pontificado de Francisco, el primer Papa sudamericano.
Así, el mundo católico da la bienvenida a León XIV, mientras que Perú lo recibe como a un hijo que ha alcanzado uno de los lugares más importantes dentro de la espiritualidad global. Su historia de fe, servicio y compromiso con los más necesitados en tierras peruanas marca el inicio de un papado que muchos esperan esté guiado por la humildad y la cercanía que lo caracterizaron en Chiclayo.