Más de dos siglos después de su ejecución, los restos simbólicos de Fernando Túpac Amaru Bastidas hijo del líder independentista José Gabriel Túpac Amaru II regresarán al Perú como parte de un acto de reparación histórica y homenaje a su legado.
El anuncio fue realizado por el Ministerio de Relaciones Exteriores, que confirmó la llegada de la urna simbólica al país, gracias a la coordinación entre el Consulado General del Perú en Sevilla (España), el Ministerio de Cultura y la Cancillería.
Fernando Túpac Amaru Bastidas fue capturado junto a su familia tras la ejecución de la rebelión de su padre en 1781. Con solo 10 años, fue llevado preso a España, donde vivió en confinamiento hasta su ejecución en 1798, cuando apenas tenía 27 años. Fue enterrado en una fosa común en la Cárcel de Ceuta.
Su destino estuvo marcado por el intento de erradicar no solo a su padre, sino a toda su descendencia. A lo largo de la historia, su figura ha sido poco visibilizada, pese a representar un símbolo de la represión colonial contra las ideas libertarias.
Reparación histórica
Dado que los restos reales de Fernando no pudieron ser recuperados, la urna que llegará al país contiene tierra del cementerio de Ceuta, junto a un acta simbólica que reconoce su legado. Será recibida oficialmente en una ceremonia organizada por el Ministerio de Cultura y depositada en un espacio conmemorativo.
Este acto busca reivindicar la memoria de quienes pagaron con su vida el precio de la lucha por la libertad, en un contexto donde muchos descendientes indígenas fueron silenciados o eliminados por el sistema colonial.
Más vivo que nunca
La figura de Fernando Túpac Amaru Bastidas se suma al legado de su familia, considerada una de las más importantes en la historia de la resistencia indígena y la lucha por la independencia del Perú. Su retorno simbólico representa no solo una reparación tardía, sino también una invitación a reflexionar sobre la memoria histórica del país.